¿¿ Miedo a ganar ??
La mayoría de las personas convive con algún tipo de miedo. Y no me refiero a los miedos lógicos ante situaciones que realmente entrañan un peligro. Estoy hablando de miedos irracionales, de tipo ansioso o fóbico.
Aristóteles decía que de los actos nacen los hábitos. Seguro que más de una vez de niños, hemos escuchado amenazas aparentemente inofensivas que seguramente hemos ido interiorizando, condicionando, de esta manera, nuestra respuesta emocional de niños hasta llegar a reflejarse en nuestra vida adulta como un patrón de conducta.
El miedo, cuando es una emoción básica o adaptativa, es útil para la supervivencia, nos ayuda a defendernos de los peligros externos, nos ayuda a anticiparnos a superarnos y a crecer. Pero cuando se convierte en una emoción negativa nos condiciona hasta el punto de llegar a bloquearnos.
El miedo tiene muchas caras y puede aparecer en forma de: agresividad, aislamiento, celos, culpa, vergüenza. Puede mermar la autoestima y limitar la creatividad. El mensaje del miedo, en estos casos, se produce por la desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con los que contamos.
Se manifieste de la forma que se manifieste, es importante aprender a gestionarlo ya que limita nuestras vidas y puede llegar a tener graves consecuencias para la salud física, mental e incluso relacional.
Puede llegar a ser tan tóxica que nos lleve a situaciones, aparentemente tan absurdas, como es el caso del miedo a ganar. Este miedo es el que mantiene a las personas lejos de sus objetivos de éxito no permitiéndoles avanzar hacia ellos.
En el mundo del deporte hay todo un abanico de miedos como el miedo a perder, a lesionarse, a quedar mal; pero sin duda alguna, el miedo a ganar, es el más difícil de entender y el más habitual, hasta tiene su propio nombre: “Nikefobia” significa literalmente miedo a la victoria.
El miedo a ganar es una situación muy complicada que no sólo se presenta en el deporte, nos lo encontramos también en la vida cotidiana. Freud ya escribió sobre esto en su artículo “Los que fracasan al triunfar”.
Pero no todo acaba con la resignación, la Psicóloga María Zubia del Barrio escribió “somos lo que pensamos y si aprendemos a controlar nuestros pensamientos también así podremos controlar nuestras emociones”. La diferencia entre el bueno y el mejor está en una buena preparación mental. Aprender que los pensamientos negativos o los miedos no interfieran en tu vida y confíes más en ti mismo es uno de los principales objetivos del coaching.
El antídoto del miedo es descubrir quienes somos realmente, qué necesitamos, qué deseamos. La estrategia del Coaching para conseguir gestionar estos miedos pasa, como primera medida, por la toma de conciencia del miedo y su aceptación. Hasta que no sepamos cuál es nuestro punto de partida no seremos capaces de determinar qué pasos vamos a dar para llegar a nuestro destino. Hasta que no tomemos conciencia de la situación actual, hasta que no creamos que es posible otra realidad, difícilmente podremos avanzar.
Las preguntas que has de responderte son del tipo: ¿Qué se te cruza por la cabeza cuando piensas eso? ¿Qué harías si no tuvieras miedo? ¿Cómo sería tu vida? ¿A cuántas cosas has renunciado por esta situación? ¿Qué quieres hacer con esto? ¿Cómo estás alimentando esta situación?.
Detrás de cada miedo hay juicios o creencias limitantes. Analizar esto sería el segundo paso en nuestra estrategia. Es unos de los amarres o anclas más importantes, condicionan fuertemente nuestra vida y a la larga se convierte en falta de confianza y autoestima.
Es aquí cuando analizamos nuestra realidad y nos preguntamos ¿Cómo esta creencia te está impidiendo llegar a tu meta? ¿Cuál es el coste de mantenerla? ¿Cómo sería tu vida sin ella? ¿Qué has hecho hasta ahora? ¿Cuáles han sido los resultados?
El siguiente paso sería escuchar a tu cuerpo, localizar los sentimientos y dejar fluir la emoción. Si no lo hacemos, se queda bloqueada y se convierte en un estado de ánimo permanente. Sólo cuando dejamos de esconderla y evitarla generamos posibilidades para controlarla.
Por último nos debemos poner en marcha y actuar. En este punto debemos construir nuestro plan de acción, contestarnos a preguntas del tipo ¿Qué vas a hacer? y ¿Cómo y Cuándo lo vas a hacer? … compromiso y acción es lo que nos permitirá disfrutar de la victoria.